Segunda entrada: Relato Fantástico Maravilloso

 

El Almohadón de Plumas

Había una vez una joven llamada Alicia, recién casada con Jordán. Su vida transcurría en la monotonía de la rutina, hasta que un día, tras una gripe intensa, Alicia comenzó a debilitarse. Pasaba sus días en cama, rodeada de almohadones de plumas.

Una mañana, Alicia amaneció desmayada. El médico no podía explicar su extraña enfermedad. Su esposo, preocupado, la cuidaba con esmero. Pero algo inusual sucedía: cada noche, los almohadones de plumas parecían más pesados y hundidos. Alicia se debilitaba aún más, y su piel palidecía.

Jordán, desesperado, buscó respuestas. Investigó sobre la historia de los almohadones y descubrió que habían pertenecido a una mujer que murió trágicamente. La leyenda decía que los almohadones absorbían la energía vital de quienes los usaban.

Alicia, cada vez más débil, tenía visiones. Veía a la antigua dueña de los almohadones, una mujer hermosa pero triste. La figura fantasmal se acercaba cada noche, sus ojos llenos de dolor.

Finalmente, Alicia murió. Jordán, desolado, quemó los almohadones. Pero al hacerlo, encontró algo aterrador: en el interior de uno de ellos, había un nido de arañas venenosas. Las arañas habían estado alimentándose de la sangre de Alicia.

El misterio quedó sin resolver. ¿Eran las arañas las causantes de la enfermedad o el alma atormentada de la mujer fallecida? La ambigüedad persistió, dejando al lector con una sensación de inquietud.


Este cuento, escrito por Horacio Quiroga, es un ejemplo fascinante de lo fantástico. Combina lo inexplicable con lo cotidiano, creando una atmósfera de misterio y asombro.

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